Los medios de transmisión no guiados son los que no confinan
las señales mediante ningún tipo de cable, sino que las señales se propagan
libremente a través del medio. Entre los medios más importantes se encuentran
el aire y el vacío.
Tanto la transmisión como la recepción de información se llevan
a cabo mediante antenas. A la hora de transmitir, la antena irradia energía
electromagnética en el medio. Por el contrario en la recepción la antena capta
las ondas electromagnéticas del medio que la rodea.
La configuración para las
transmisiones no guiadas puede ser direccional y omnidireccional.
En la
direccional, la antena transmisora emite la energía electromagnética
concentrándola en un haz, por lo que las antenas emisora y receptora deben
estar alineadas.
En la omnidireccional, la radiación se hace de manera
dispersa, emitiendo en todas direcciones pudiendo la señal ser recibida por
varias antenas. Generalmente, cuanto mayor es la frecuencia de la señal
transmitida es más factible confinar la energía en un haz direccional.
La
transmisión de datos a través de medios no guiados, añade problemas adicionales
provocados por la reflexión que sufre la señal en los distintos obstáculos
existentes en el medio. Resultando más importante el espectro de frecuencias de
la señal transmitida que el propio medio de transmisión en sí mismo.
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